miércoles, 19 de septiembre de 2012

"JOURNEY" (Gert Emmens & Ruud Heij, 2006)



Al tándem Emmens & Heij lo descubrí hace ya tiempo gracias al sello Groove, especializado en música electrónica secuencial y creado por el también músico (y holandés) Ron Boots. Fue entonces, gracias a ese sello y a la música de estos (y otros) artistas, cuando empecé realmente a comprender la magnitud del legado de los pioneros berlineses, un legado que se ha perpetuado gracias a varias generaciones de compositores que, influidos por dichos pioneros (principalmente, cómo no, Klaus Schulze y Tangerine Dream), han hecho de la electrónica su principal forma de expresión, alejados de los circuitos comerciales.



Y aunque esa influencia está ahí y es palpable en todo momento, los grandes herederos de esta tradición de música "cósmica", secuencial o como deseen denominarla, no se han limitado, afortunadamente, a copiar las fórmulas originales y vivir del recuerdo de sus ídolos, sino que han asimilado el legado musical heredado para hacerlo suyo, propiciando así su evolución y enriquecimiento gracias al talento y la dedicación. Gracias a ellos, podemos afirmar que dicho legado sigue vivo actualmente, y gozando además de un óptimo estado de salud.

Uno de estos "nuevos" maestros es, indudablemente, el señor Gert Emmens. Percusionista y teclista desde una edad temprana (lo de percusionista es toda una tradición en los grandes músicos electrónicos), la música de Schulze ("Timewind", 1975) le causó una gran impresión y fue una de sus primeras influencias musicales. Después vendrían Tangerine Dream, Vangelis, Kraftwerk e incluso algunos grupos de synthpop como Depeche Mode. Tras colaborar como percusionista y teclista en algunos grupos inspirados en el rock progresivo y de fusión, en el año 1995 publicó su primer álbum, "Light the Light", que aglutinaba una mezcla de estilos tales como el pop o el funk, entre otros.


Aunque había perdido interés en la música estrictamente electrónica durante la segunda mitad de los ochenta, eso cambiaría a mitad de los noventa. Tras equiparse nuevamente con viejos sintetizadores analógicos, Emmens empezó a experimentar a la búsqueda de un estilo propio y personal que aprovechara además su bagaje como percusionista y teclista de rock progresivo. En 1997 ganó un concurso de música electrónica y vio cómo editaban su pieza ganadora en un álbum, lo cual marcó un importante punto de inflexión en su trayectoria como músico. Dos años después saldría su primer trabajo de música puramente electrónica, titulado "Elektra" (1999), seguido por "Asteroids" (2001), ambos bajo el sello Alfa Centauri. Un año después firmaría por el sello Groove, y lo demás, como se suele decir, es historia.  

La música electrónica de Gert Emmens es una combinación de música secuencial berlinesa y progrock melódico, con abundantes solos para sintetizador, 100% improvisados, que se han convertido en una de sus principales señas de identidad. Ha colaborado con un nutrido número de artistas, entre ellos Ron Boots, Remy, Embrace, Cadenced Haven y... por supuesto, Ruud Heij, del que el propio Emmens ha reconocido que le parece el mejor "diseñador de secuencias" de todos los tiempos.Y, aunque no compartamos su entusiasmo hasta ese punto, desde luego, motivos no le faltan para opinar así.

El primer contacto que tuvo Ruud con la música electrónica fue el mítico álbum "Phaedra" (1974) de Tangerine Dream. Después, al escuchar el no menos mítico "Moondawn" (1976) de Schulze supo que aquélla era la música que él quería hacer. En el año 1982 compró su primer sintetizador, un Korg MS-20, y en los 90 fundó, junto con Rene Jansen, el grupo Patchwork, en donde ya quedaba en evidencia la maestría de Heij con los secuenciadores. Y aquéllo no era sino el principio. Ruud pasó a ser miembro de Alfa Centauri, una organización de apoyo a la música electrónica, con su propio sello (recordemos que el propio Emmens formó parte de dicho sello, grabando sus dos primeros discos con ellos), y gracias a ello pudo conocer a artistas de inquietudes similares con los que empezaría a crear y grabar música. Así surgió, por ejemplo, Free System Projekt, uno de esos grupos que sonaban más a Tangerine Dream que los propios Tangerine Dream (los cuales eran/son ya una triste sombra de lo que fueron antaño), y en donde Ruud colaboraba con Frank Van Der Wel y Marcel Engels. Posteriormente vendrían nuevos proyectos, como Kubusschnitt, con Andy Bloyce, Tom Coppens y Jens Peschke y, por supuesto, su célebres colaboraciones con Gert Emmens.


Si dejamos a un margen las puntuales intervenciones de Emmens en sus dos grupos Kubusschnitt ("Entropy's Evolution", 2010) y Free System Projekt ("Legacy", 2011), entonces las colaboraciones entre estos dos grandes músicos de la escena holandesa han dado como fruto cinco trabajos: "Return to the Origin" (2004), "Blind Watchers Of a Vanishing Night" (2005), "Journey" (2006), "Silent Witnesses of Industrial Landscapes" (2008) y "The Sculpture Garden" (2011), con un sexto, "Lost in the Swamp", de inminente aparición. De esos cinco trabajos, los tres primeros son obligados para cualquier aficionado a la música electrónica.

Ni que decir tiene, la presencia de estos dos artistas en el blog será algo frecuente, y en este primer "post" que les dedicamos nos centraremos en su tercer trabajo juntos, "Journey", una buena muestra de la impresionante música electrónica que se hace a día de hoy en Europa gracias al apoyo de sellos independientes y especializados. Supongo que a estas alturas ya no quedará ninguna duda respecto a lo que podemos esperar de este trabajo: emocionantes y pegadizos solos de sintetizador de Emmens, arropados por espectaculares secuencias a cargo del señor Heij. Un buen ejemplo de esta fusión lo constituye el tema que he seleccionado para vosotros y que, permítanme por favor la licencia, me parece una de las mejores piezas de música electrónica jamás creadas.


Y, como siempre señalo en este blog (pero en este caso en particular con más razón aún), recomiendo MUY encarecidamente su escucha en unas condiciones óptimas: a oscuras, sin interferencias del exterior, tumbados en la cama o un cómodo sofá, a un volumen bien alto y, a ser posible, con cascos. Sólo así se garantiza esa inmersión sonora tan importante en la música electrónica, tanto en el ambient como en la música planeadora o cósmica como la que nos ocupa en estos momentos.
 
Ya el mismo (y brillante) título es toda una declaración de intenciones: "Regaining Breath in the Eye of the Storm". Y eso es lo que nos propone este tándem con esta Obra Maestra, arrojarnos al mismo vórtice de una tormenta de proporciones épicas. Tras los inquietantes y premonitorios efectos de rigor entran unos colchones de sintetizador, de carácter expansivo y flotante, que no tardan en dar paso a una espectacular secuencia que marca el comienzo de la "tormenta". Y de nuestro viaje también. A partir de aquí la pieza se irá conviertiendo en una montaña rusa de grandes proporciones, haciendo realmente honor a su título, en un ESPECTACULAR tour-de-force de una intensidad emocional inaudita.

A partir del minuto 3:51 entra Emmens con uno de los solos para sintetizador más hermosos y etéreos de toda su carrera, mientras la hipnótica miríada secuencial empieza a hacerse, progresivamente, cada vez más intrincada, agresiva y dinámica, a medida que nos acercamos a la vorágine del huracán. Momentos como éste son el motivo por el que amo la música electrónica por encima de todas las cosas. Resulta imposible resistir a la tentación de zambullirse en semejante orgía secuencial. El patrón melódico desarrollado por Emmens hasta este momento cesa en el minuto 6:57, de forma que las secuencias vuelven a pasar a un primer plano, acaparando toda nuestra atención con hermosa violencia, y sobrecogiéndonos en toda su magnificencia.

 

Y entonces me vienen a la cabeza las palabras que Emmens le dedicó a Heij en una entrevista: "I have heard Ruud doing things that no one else did. Moreover, the way how Ruud changes the sequences while playing the sequencer is stunning. A miracle how he can do it, without making mistakes". La magnitud de la aportación del señor Heij en las secuencias de esta pieza es únicamente comparable a lo que hizo Chris Franke en los primeros diez magistrales minutos de la segunda parte del mítico "Ricochet" (1975) de Tangerine Dream (la cual, todo sea dicho, es otra de mis obras favoritas de música electrónica de toda la historia). De hecho, personalmente encuentro ciertas influencias de "Ricochet" en las secuencias de esta obra.

La cascada secuencial se hace cada vez más intensa y apocalíptica, plagada de efectos planeadores que hacen de la audición una experiencia sonora sin parangón. En el minuto 9:02 Ruud vuelve a cambiar el ritmo, introduciendo nuevas emocionantes y bellísimas secuencias, que dan paso, gradualmente, a una sección de transición en donde parece como si nuestro viaje estuviera a punto de finalizar. Nada más lejos de la realidad. A partir del minuto 10:28 entran unos nuevos colchones de sintetizador que marcan el punto álgido de nuestro viaje, alcanzando unas cotas infinitas de emotividad y elevando nuestro espíritu a una sublime comunión con el cosmos. Resulta nuevamente imposible resistirse a semejante eclosión de expansiva belleza, acunados siempre por las místicas secuencias de Ruud Heij. Y, tras unos minutos de arrebatamiento trascendental, nuestro viaje, ahora sí, anuncia su fin, llevándonos progresivamente de vuelta a casa. Pero ya no somos los que éramos al principio.


Valoración del álbum: ***** sobre *****



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