"Of all the demos I have received, this was the first and only one I liked and still like".
Éstas son las palabras que Klaus D. Mueller, manager de leyendas como Klaus Schulze o Manuel Göttsching, le dedicó al sintetista y compositor británico David Wright al escuchar su primer álbum, titulado "Reflections" (1988). Con semejante carta de presentación, no resulta del todo extraño que, a día de hoy, el señor Wright sea, por méritos propios, uno de los principales referentes en su país en lo que a música electrónica se refiere.
Nacido en Kent en el año 1953, David heredó su amor por la música de su madre, la cual era una gran pianista. Hijo de un oficial de marina, durante la década de los 60 se trasladaron a Asia, y fue gracias a este intervalo que pudo "empaparse" de esas influencias orientales que saldrían a la superficie, décadas más tarde, en su música, al mismo tiempo que desarrollaba su melomanía. Sus primeros escarceos no profesionales con la música fueron como batería de un grupo de rock en el año 1969, viviendo aún en Singapur. A su regreso a Inglaterra en el año 1970 David consideró estudiar música pero, dado que su principal prioridad era pagar las facturas, finalmente apostó por un futuro laboral más estable trabajando dentro del Servicio Nacional de Salud (NHS) inglés.
Durante aquella nueva década tendría su primer acercamiento importante a la electrónica gracias a la música de Tangerine Dream, Klaus Schulze, Jean-Michel Jarre, Kitaro o Vangelis, de los que se convirtió en todo un fan. En el año 1982, inspirado por tales artistas, David empezó a tocar los teclados y componer música. Dado que no había recibido nunca ningún tipo de formación como músico, tuvo que estudiar los fundamentos por sí mismo, aprendiendo durante el "trayecto". Afortunadamente, David contaba con suficientes amigos en la industria musical como para que dicho trayecto no llegara a resultar nunca nada especialmente escabroso. Uno de esos amigos era John Harris, el cual tenía un estudio en la costa sur de Inglaterra y pudo darle algunos consejos prácticos acerca de la grabación de sonido.
Sin embargo, David no llegó aún a renunciar a la cómoda estabilidad que le ofrecía su trabajo en pos de una carrera insegura, arriesgada e impredecible en la música. Uno de los motivos era el frágil estado de salud de su esposa Tricia, con la que se había casado en el año 1972. En enero de 1989 Tricia falleció víctima de un cáncer, lo cual marcó un importante punto de inflexión en la vida del músico. David se dio cuenta de que la vida era mucho más que un trabajo y el dinero, por lo que finalmente decidió dejar su trabajo para dedicarse más a fondo a sus dos grandes pasiones, su hijo Steven y la música.
Durante aquella nueva década tendría su primer acercamiento importante a la electrónica gracias a la música de Tangerine Dream, Klaus Schulze, Jean-Michel Jarre, Kitaro o Vangelis, de los que se convirtió en todo un fan. En el año 1982, inspirado por tales artistas, David empezó a tocar los teclados y componer música. Dado que no había recibido nunca ningún tipo de formación como músico, tuvo que estudiar los fundamentos por sí mismo, aprendiendo durante el "trayecto". Afortunadamente, David contaba con suficientes amigos en la industria musical como para que dicho trayecto no llegara a resultar nunca nada especialmente escabroso. Uno de esos amigos era John Harris, el cual tenía un estudio en la costa sur de Inglaterra y pudo darle algunos consejos prácticos acerca de la grabación de sonido.
Sin embargo, David no llegó aún a renunciar a la cómoda estabilidad que le ofrecía su trabajo en pos de una carrera insegura, arriesgada e impredecible en la música. Uno de los motivos era el frágil estado de salud de su esposa Tricia, con la que se había casado en el año 1972. En enero de 1989 Tricia falleció víctima de un cáncer, lo cual marcó un importante punto de inflexión en la vida del músico. David se dio cuenta de que la vida era mucho más que un trabajo y el dinero, por lo que finalmente decidió dejar su trabajo para dedicarse más a fondo a sus dos grandes pasiones, su hijo Steven y la música.
El primer resultado de este nuevo cambio de vida, como ya se ha apuntado más arriba, fue el álbum "Reflections". Klaus D. Mueller quedó tan impresionado que accedió a publicar todos los trabajos del músico bajo su propio sello P.O.E.M. Musikverlag hasta el año 1995, fecha en la que David firmó un nuevo acuerdo con Notting Hill Music Publishers.
Por supuesto, la música berlinesa de Klaus Schulze y, especialmente, el Tangerine Dream anterior a los noventa tendría una gran influencia en la obra de David Wright, dado que le mostraría todo lo que se podía llegar a conseguir con los sintetizadores. A pesar de dichas influencias, no obstante, se trata de estilos musicales bastante diferentes, con un mayor predominio melódico en la obra del inglés, la cual flirtea también con otros géneros tales como la música espacial, new age, ambient, world... e incluso el Minimalismo. Lo que tanto Schulze como Wright sí tienen en común es esa "sensación emocional" que impregna su música, apelando, en ambos casos, a los sentimientos del oyente. Para David Wright la música debe buscar siempre, por tanto, la conexión emocional con el oyente, por encima de intrascendentes consideraciones taxonómicas.
A poco más de un mes del lanzamiento de su próximo disco, titulado "Connected", David Wright puede presumir de una trayectoria holgada y de lo más fructífera, con 22 álbumes en solitario más un buen número de proyectos en colaboración con otros grandes representantes de la música electrónica inglesa, desde Ian Boddy hasta Robert Fox, sin olvidarnos por supuesto de su participación en proyectos como Callisto (con Dave Massey) o, por supuesto, Code Indigo (también con el señor Fox, pero más orientado al rock electrónico en esta ocasión), ambos publicados bajo el sello AD Music, fundado por el propio compositor a finales de los ochenta.
Como inauguración de este blog se ha seleccionado una magnífica suite extraída de su "Hypnosis Concert" (1998), incluido en el boxset "Blue". Dicho boxset contiene, además, el álbum "The Stuff of Dreams" del magnífico Robert Fox, el álbum "Blue", en colaboración con Fox, y el concierto celebrado por el grupo Code Indigo en la catedral de Derby en ese mismo año. La suite en cuestión fusiona dos cortes que utilizan el mismo tema en distintas versiones: en primer lugar, el muy pegadizo "The World is Thus", de carácter más rítmico, que dará paso a "Night Falls", la cual reutiliza el mismo motivo en un tono más contemplativo y ambient, a modo de perfecta coda. Que ustedes la disfruten.
Valoración del boxset: **** sobre *****
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