Como a tantos y tantos otros artistas, al compositor y teclista suizo Thierry Fervant lo descubrí gracias a la considerable popularidad de la que antaño gozara la música new age en nuestro país (y fuera del mismo, claro está). Hasta tal punto llegaba dicha popularidad, que incluso en la revista periódica de Círculo de Lectores se reservaba un exiguo espacio a estas "nuevas" corrientes en su sección musical, incluyendo en su catálogo tanto a figuras consagradas como a otras que no lo eran tanto. No deja de resultar paradójico, pues, que mi acercamiento a la música del señor Fervant fuera posible gracias a un club dedicado, principalmente, a la venta de libros por catálogo.
Por supuesto, su adscripción al "género" de la new age es algo harto discutible, ya que responde a esa concepción que se ha tenido siempre de tan denostada etiqueta como una especie de cajón desastre en donde aglutinar todas aquellas propuestas alternativas al mainstream que no se ciñen, stricto sensu, a ningún género musical específico. El problema que esto plantea a efectos taxonómicos alude, lógicamente, a la intrínseca diversidad de dichas propuestas (no necesariamente revestidas de espiritualidad o afán proselitista, por cierto), la cual invalida irremediablemente cualquier intento por agruparlas bajo una misma denominación. Y es que... ¿qué tienen en común Andreas Vollenweider, Ken Davis, Deuter, David Arkenstone y George Winston más allá de la obvia preferencia por la música instrumental?
Nacido en Suiza en el año 1945, Fervant estudió piano y armonía en el Conservatorio de Ginebra, trabajando en diversos proyectos para el cine y la televisión desde principios de los 70. Una década más tarde se adentraría de lleno en el fascinante mundo de los sintetizadores a través de una serie de álbumes conceptuales herederos de esa tradición francesa de música electrónica melódica abanderada por artistas como Jean-Michel Jarre, Didier Marouani (Space), Space Art o Richard Vimal, por citar unos pocos ejemplos. Y "Univers" (1980) fue el primero (y mejor) de esos trabajos.
Grabado en su estudio ginebrino Maunoir y editado originalmente en vinilo por el sello Philips (aunque cinco años después sería re-editado en CD por su propio sello, Quartz Music), Univers está estructurado en torno a ocho composiciones de corta duración (la más larga apenas alcanza los siete minutos) en donde también tienen cabida instrumentos acústicos tales como el violín o la mandolina. La formación clásica de Fervant queda especialmente en evidencia en algunos memorables temas como el maravilloso "Le Jardin aux Fables", encargado de abrir este álbum, o el evocador "Spirale", que consigue además emular al mismísimo Vangelis a la hora de trazar musicalmente la forma geométrica a la que alude su título.
Estos temas se alternan con otros que apuntan al Jarre más comercial ("Univers", "La Ronde de Nuit"), flirteando en ocasiones con el space disco ("Le Bal des Animaux"), aunque también hay cabida para momentos más sosegados y bucólicos ("Le Château de Feuilles"). Especialmente interesantes resultan, no obstante, esa hermosa balada cósmica titulada "Empyrée" y, por supuesto, el solemne y majestuoso epílogo ("In Fine"), que consigue arrebatarnos en un dramático crescendo de proporciones intergalácticas y que reproducimos a continuación.
Valoración del álbum: *** sobre *****
Estos temas se alternan con otros que apuntan al Jarre más comercial ("Univers", "La Ronde de Nuit"), flirteando en ocasiones con el space disco ("Le Bal des Animaux"), aunque también hay cabida para momentos más sosegados y bucólicos ("Le Château de Feuilles"). Especialmente interesantes resultan, no obstante, esa hermosa balada cósmica titulada "Empyrée" y, por supuesto, el solemne y majestuoso epílogo ("In Fine"), que consigue arrebatarnos en un dramático crescendo de proporciones intergalácticas y que reproducimos a continuación.
Valoración del álbum: *** sobre *****
Creo que el concepto del disco habría mejorado si hubiera evitado la batería acústica y esa sensación de jazz fusión que sobrevuela buena parte del minutaje.
ResponderEliminarAun así me parece bien acabado, pero sólo recomendable para aficionados a estas clases de músicas.
Cierto, esa batería chirría en más de una ocasión.
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